Una de las cosas más básicas de nuestra vida es el agua, y muchas veces parece que no le damos la importancia que tiene. La ausencia de lluvias, la contaminación de mares y ríos, la utilización de elementos químicos en las fábricas y las catástrofes ecológicas que últimamente parecen no cesar, están consiguiendo que nuestro bien más preciado se pueda convertir un bien de auténtico lujo. Ya estamos empezando a ver que nuestras facturas siguen subiendo y si seguimos así, no sólo será un producto caro, sino que será escaso, como ya lo es en muchos rincones del planeta.
Por lo tanto, no sería de extrañar que el precio del agua duplicase su precio en pocas décadas, y mucha culpa de ello la tenemos nosotros mismos. Ante tal mal presagio volvemos a apostar por el reciclaje, esta vez por la buena gestión del agua, su correcta depuración y su no contaminación.
Los costes del tratamiento de aguas residuales aumentan considerablemente, pero a pesar de ello cada vez más industrias se preocupan por este sector, no ya solo por el pretratamiento de estas aguas, sino también por el proceso de utilización posterior de aguas preparadas para usos alternativos, como por ejemplo usándolas para enfriamientos o para limpieza.
AUNQUE PUEDA PARECER LO CONTRARIO, EL AGUA NO ES UN RECURSO INFINITO. CONTAR CON AGUA POTABLE DE BUENA CALIDAD Y EN ABUNDANCIA ES UN LUJO, ESPECIALMENTE EN UN PAÍS COMO EL NUESTRO, PROPENSO A LAS SEQUÍAS. RECICLAR ADECUADAMENTE LAS AGUAS RESIDUALES EVITA LA CONTAMINACIÓN ADEMÁS DE DAR UN SEGUNDO USO A ESTE PRECIADO RECURSO.
Reciclaje del agua y su uso en los procesos alimenticios
Las plantas de alimentación utilizan agua en la mayoría de sus procesos, ya sea como ingrediente, como agente de limpieza, para enfriar, para hervir, para transportar y acondicionar las materias primas, etc.
Hay muchos de estos procesos que se abastecen de aguas recicladas tras exhaustivos procesos químicos que eliminan cualquier impureza nociva para la salud, hasta alcanzar los requerimientos de calidad necesaria para esa reutilización.
Las normativas alimenticias dejan claro que este tipo de aguas reutilizadas deben cumplir el requisito primordial de tener, al menos, una calidad similar al agua potable. Y aunque parezca extraño, las aguas utilizadas en limpiezas en caliente o para el uso de calderas deben cumplir unos requisitos aun más exigentes.
Estudios demuestran que se puede reutilizar el agua recogida por el vapor ocasionado en procesos de hervido de algunos alimentos. Así mismo se puede reutilizar el agua usada como refrigerante en algunas plantas alimenticias, pudiendo aprovecharse de nuevo en procesos de limpieza de la propia industria. No hay que decir que el tipo de aguas destinadas para estos procesos de reutilización deben proceder de aguas con bajos niveles de contaminación.
Uno de los procesos más utilizados para depurar las aguas recogidas es la nanofiltración, técnica que se utiliza básicamente en la purificación de agua potable de forma que se eliminan sustancias orgánicas microcontaminantes.
Reutilizando el agua de uso domésticoHay muchas formas de ahorro de agua en nuestros hogares, pero dos de los más aprovechables son los del agua utilizada en la ducha o en la lavadora, por la cantidad de litros que se llegan a desperdiciar.
Debemos sacar el máximo provecho al agua, y más ahora, con los largos periodos de sequía que sufrimos año tras año. Debido a este serio problema, los organismos europeos se empiezan a movilizar para tratar el agua como un bien cada vez más preciado. Los planes que obligan a los países a implantar medidas de control del sobre consumo y contaminación, provocan que el coste del agua, irremediablemente, se empiece a encarecer progresivamente.
Sólo en España este incremento se traduce en un 45% sobre el precio actual para dentro de pocos años. A muy pesar nuestro, España, junto a países europeos como Alemania, Bélgica, Italia y Luxemburgo, ocupa uno de los puestos negativos en lo que a consumo de agua se refiere. Nuestro consumo ronda los 170 litros por persona y día, un dato exagerado si tenemos en cuenta la tremenda sequía que existe en el planeta. El mayor uso del agua lo destinamos al cuarto de baño, seguido por la lavadora y el riego del jardín.
Sistemas de reciclaje y recuperación de agua
Se denomina reciclaje de aguas grises al proceso de recuperación del agua que utilizamos en duchas y lavabos mediante un sistema de filtrado y canalización para un posterior uso en
aquellos lugares donde no es necesario el uso de agua potable: riego, lavado de coche, limpieza en general, inodoro, fuentes decorativas, etc.
Uno de los sistemas de esterilización de esta agua es el filtraje biomecánico, utilizando rayos ultravioletas. Este sistema consigue ahorrar casi cien mil litros al año en una vivienda media.
El reciclaje de las aguas residuales empieza a ser obligatorio en muchas ciudades. Los sistemas de depuración de estas aguas son cada vez más demandados. Se ha demostrado que es posible recuperar casi el 100% de estas aguas procedentes sobre todo de inodoros y cocinas. Esta agua, tras su depuración, suele destinarse al riego de jardines y parques. No debemos dejar de lado el reciclaje o recuperación del agua de la lluvia, y más aún en tiempos de tremenda sequía. Esta agua puede ser utilizada igualmente para lavado general de la vivienda, el coche, riego de jardines, huertas, etc.
El reciclaje del agua para regadíos
Cada vez cobra mayor importancia la utilización de agua reciclada para el riego de cultivos. Las escasas lluvias y, por ello, las restricciones en su uso, hacen que se tenga muy en cuenta la correcta gestión de las aguas residuales (filtración, mejora de calidad, desinfección, etc.). Igualmente, en la ciudad se empieza a utilizar esta agua reciclada para el riego de jardines y parques, evitando la pérdida de inmensas cantidades de agua embalsada para el uso doméstico.
Una de las grandes ventajas que nos ofrecen las aguas residuales en el riego es la de aportar nutrientes biológicos que actúan a modo de abono líquido en muchos de los casos. Esta gran ventaja también evita tener que tratar estas aguas de forma química para eliminar algunos de sus componentes cuando éstos pueden ser perjudiciales para nuestra salud. Por el contrario, hay que tener especialmente cuidado en el correcto tratamiento de algunas aguas que puedan contener metales pesados, nitratos u otros elementos que necesitan una perfecta depuración antes de su reutilización. El tratamiento biológico a base de filtración del agua a través de arenas y grava es lo más apropiado, pero si la contaminación es debida a sustancias patógenas se deberá tratar el agua con técnicas como la del ozono, por la que se destruyen virus, olores y bacterias de forma muy efectiva.
Recicla el agua en casa con un filtro casero
No sólo debemos pensar que la labor de gestionar debidamente el agua es cuestión de las grandes industrias. Nuestra pequeña aportación en el hogar hace mucho. Como ya sabemos todos, el desierto es un inmenso espacio creado por minúsculos granos de arena. Es primordial que los hogares y personas tomen acciones concretas a nivel local para reducir el consumo de agua. Y eso se consigue, primeramente, aprovechando las aguas fluviales, sobre todo en zonas de grandes precipitaciones. Si el agua que reciclamos proviene de la lavadora o lavavajillas, deberemos filtrarla adecuadamente para eliminar los productos químicos y poder reutilizarla para, por ejemplo, regar las plantas.
¿Cómo construir tu propio filtro casero para reciclar agua?
Materiales:
– Un tanque de agua con entrada y salida en la parte superior, y en el que pueda colocar una red para separar el agua limpia de los materiales de filtración.
– Arena: fina, gruesa y grava.
– Carbón activado granulado.
– Una llave o manguera para extraer el agua limpia del tanque por la parte superior.
– Una manguera para recolectar el agua de la lavadora y llevarla al tanque.
– Papel o algodón para filtrar los residuos finos.
– Tanque para la recolección de agua sucia.
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