El agua se acaba
La crisis de agua en el mundo afecta tanto a los países ricos como a los países más pobres o en vías de desarrollo.
Un informe del Fondo Mundial de la Naturaleza (más conocido como WWF por sus siglas en inglés) nos advierte que cuando se habla de problemas de agua siempre se hace referencia a los 3.000 millones de personas que no tienen acceso al agua potable; sin embargo nunca se mencionan los problemas de agua que los países ricos no han resuelto y que cada vez son más graves. Según el WWF, la riqueza económica no significa automáticamente la posesión de agua plena. Y como ejemplo cita a dos importantes ciudades -Houston y Sídney- que enfrentan serios problemas de escasez de agua.
Por efecto del cambio climático los países más pobres se enfrentan a prolongadas sequías; en cambio, para los países más ricos el problema pasa por el derroche o la contaminación. En ambos casos, el resultado es el mismo: el agua se acaba.
Pero, como sucede casi siempre, el impacto es mucho mayor en los países menos desarrollados, ya que los países ricos no sólo desperdician sus propios recursos sino que también utilizan el agua de los países en desarrollo.A partir de los procesos de globalización, muchas empresas que pertenecen a las primeras potencias mundiales instalan sus plantas de producción en las zonas más pobres del planeta, para conseguir bajar los costos con mano de obra barata. Y, por supuesto, utilizan los recursos hídricos de ese país, ya de por sí escasos.
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